¡Das unos gritos! que a veces has asustado a tu abuela de la vecindad o a tu madrina. Pero lo mejor es que esos gritos son de alegría, que la pasamos bien y que es una forma de asustar a nuestros propios monstruos, nuestros propios miedos.
Esos juegos me recuerdan esta película. La ví cuando tenía unos 17 años. En ese tiempo no tenía pensado ser papá... pero al terminar de verla sabía que tipo de papá quería ser.
Hoy estoy cumpliendo mi deseo de ser papá. De jugar a las escondidas y de disfrutar la obscuridad juntos, de enfrentarnos a nuestros monstruos y sobre todo a ser padre e hijo.
Cuando sea posible mira esta película o descárgala. No sé que opción tecnológica existirá para verla pero seguramente la podrás ver y sabrás de que hablo.
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