Hace mucho tiempo
que no te escribía… pero no es falta de tiempo. Lo hemos aprovechado muy bien
juntos. En estos últimos días hemos
jugado juntos y construido mucho la relación con tus abuelos y tíos, como los
Lego con que hemos estado jugando.
Hoy es mi primera
cobertura después de casi un año y siete meses que no lo hacía. La historia ya
la sabes y te la contaré siempre. Con la
ayuda de San Judas Tadeo hoy empiezo de nuevo en las calles de la ciudad para
hacer lo que más me gusta.
También aprovecho
para contarte algo muy bonito.
Recuerdo que un día
que iba caminando por el Centro vi cuando un señor le compró unos cigarros. Era
una mañana fría y se notaba que el anciano de la venta no había colocado bien
los productos. Al momento de recibir las
dos o tres monedas que valían los cigarros, abrió las manos y persignó la
ganancia. Tu abuelo Luis ya me había contado de eso y de las tradiciones de los
pueblos, pero esa vez la vieron mis ojos y aprendí algo.
Cada mañana da gracias
a Dios por el día que te está dando, por el trabajo y el estudio en donde estás
y sobre todo por las bendiciones. Cada
día son dos monedas que te entregan en la mano, bendícelas, rézale a Dios y aprovéchalas
para sacarles el jugo.
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