Nunca supe de
verdad que era en realidad la mirra. Cuando celebramos el Día de Reyes mis
papás nos decían que dejáramos los zapatos al pie del árbol, cerca del
nacimiento, para que ese 6 de enero encontráramos en la mañana bonitos billetes
de cincuenta centavos, de a quetzal o de cinco quetzales, dinero que los Reyes
Magos nos habían dejado la noche anterior cuando llegaron a ofrecerles los
regalos a Jesús.
Años después,
como ya no era niño para que algún Rey Mago me dejaran algunas monedas, durante
todo el año guardaba algún dinero que me sobrara y abría la caja, alcancía o cochinito para
contar cuanto había ahorrado… era como mi propio regalo de Reyes.
¡Este año
regresaron! Una emisaria de ellos trajo una cajita musical y una violineta o
harmónica para ti. Más que el regalo, la sorpresa en tu cara y los días después
fueron algo muy especial para nosotros: Se ha despertado en ti el talento
musical.
Te gustan las
notas de la harmónica, escuchas con mas atención los videos que vemos en las
tardes y tienes más ritmo.
Ahora sé que es la Mirra, y también siento que es algo especial que le dieron los Reyes Magos a
Jesús para disfrutar como niño este mundo. Hoy agradezco a Dios ese talento que
has heredado.
* Hoy también es
cumpleaños de Andrea, tu prima.
* Esta semana nos
hemos dedicado a que vayas tu solo al baño. Ha sido bien rápido…me siento
orgulloso que te vuelvas tan independiente.
* Hoy en la noche
me pediste que te leyera un libro: los cuentos de la Tía Panchita.
* Tus abuelos se
entretienen jugando contigo Loteria. Tienes una excelente memoria.
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